Quizás ya no recuerdes cuándo fue la primera vez que viste alguna indicación en un gimnasio o en algún centro físico específico en el que te proponían comenzar a practicar Yoga. Seguramente, han pasado varios años de ello, dado que a lo largo del siglo XX esta disciplina ha ido de a poco, ganando peso y autoridad en lo que a las prácticas físicas y mentales respecta, sin embargo, su protagonismo en tal sentido, se ha visto recién durante este siglo XXI que estamos atravesando.

El Yoga es una de las prácticas más antiguas, aquella que se basa en técnicas para ejercitar tanto el cuerpo, como la mente, una disciplina que siempre ha sido considerada netamente espiritual, de hecho, así fue entendida y concebida desde sus orígenes en la India, miles de años atrás. Hoy, habiendo desembarcado en occidente aproximadamente desde mediados del siglo XX, su transformación ha sido notable, ya no sólo se habla de técnicas espirituales, sino también de otras tantas que apuestan sólo al plano físico de las personas, como por ejemplo el Power Yoga.

Occidente sucumbió ante el poder del Yoga, sin embargo, se podría decir que el ser humano occidental recién está dando sus primeros pasos en lo que respecta al camino espiritual propuesto por esta disciplina, de todas formas, el cambio parece que ha comenzado a gestarse y la fuerza que ha cobrado el mundo Yoga es enorme.

Si debemos medir la evolución el Yoga en los últimos años, tenemos que decir que una de las particularidades de este proceso, ha sido la ramificación numerosa que ha tenido la técnica, porque aunque si bien desde oriente siempre se plantearon distintos tipos de Yoga, lo cierto es que también han surgido métodos un tanto más alejados de las ramas más tradicionales, estando todavía en duda su legitimidad para definirse como estilos de Yoga.

Sin embargo, lo concreto es que la disciplina posee un carácter de adaptabilidad a los distintos contextos históricos, económicos, sociales y políticos, y por ello se explica su permanencia con el paso del tiempo, teniendo más de 5.000 años en su haber. La evolución de la disciplina debe ser entendida, teniendo en cuenta este punto: el Yoga se adapta a las circunstancias y a quien realiza la practica; transforma algunos de sus ejercicios para llegar a todos, pero siempre manteniendo su fidelidad a los orígenes y objetivos que sentaron sus bases.

Otra de las características que ha signado la evolución del Yoga en los últimos años, es el hecho de que esta técnica puede ser interpretada y entendida desde diversas aristas, siempre y cuando la esencia de la misma se mantenga firme. Esto explica quizás la popularidad que ha cobrado la disciplina en el mundo occidental, donde se le ha dado una mirada más práctica, entendiéndose como una actividad que puede beneficiar el cuerpo, aliviando dolores y eliminando las tensiones, al tiempo que se suscribe a ella como una terapia alternativa para mejorar la relación con uno mismo, aprender a cultivar el autoconocimiento, incrementando la autoestima y con ello, mejorando la relación con nosotros mismos y con los demás.

Esta interpretación tal vez sea la más extendida en occidente, pero no está del todo lejos de aquella que se postula en oriente, simplemente en la primera se intenta dejar en un segundo plano el concepto religioso que se asocia con la disciplina, para que más personas se acerquen a practicarla, sin los condicionamientos de la propia religión que puedan llegar a tener.

Hoy el Yoga es considerado una disciplina, ciencia o técnica universal, al alcance de todos, aprovechable y fundamentalmente útil, sin importar edad, sexo o credo. Es en tal sentido, la evolución del Yoga en los últimos años, entendida como una de las más vertiginosas y positivas en todo el mundo.