“Unión a través de la acción”; “disciplina de la acción”; “Yoga de la acción”, son algunas de las definiciones que el término Karma Yoga propone. Estos por supuesto, son dos términos sánscritos que unidos nos ofrecen los conceptos antes descritos. ¿Qué es el Karma Yoga? Es precisamente lo que buscamos saber en este artículo.
El Karma Yoga está basado en las enseñanzas de las escrituras sagradas del hinduismo conocidas como Bhagavad guitá. Karma Yoga también se denomina buddhi Yoga y su concepto está asociado al poder de la acción, precisamente, la acción de deber hacia Dios, lo que se conoce como Dharma. La importancia de este hecho es que el ser humano pueda realizar la acción sin el sentimiento de apego a los resultados. De ello se desprende que si la persona ofrece sus resultados a Dios, podrá obtener de esta forma la liberación.
Hay diversas acepciones que se atribuyen al término Karma Yoga, por ejemplo, hay autores que defienden la postura acerca del Karma Yoga como el trabajo desinteresado. También hay quienes postulan a esta disciplina como el conjunto de actividades desinteresadas, que se rigen precisamente en nombre de Dios y de acuerdo a las escrituras hindúes.
En las escrituras que hacen referencia al Karma Yoga, se establece que el simple hecho de existir es actuar, con lo cual, la acción está presenta en cada parte del universo, aún en los objetos inanimados, como puede ser una piedra. Es por este motivo que la técnica entiende que la vida es acción y el hecho de no hacer nada, también implica una acción. El Karma Yoga apunta a la actitud interna hacia la acción, lo que representa una forma de actuar.
El objetivo que defiende el Karma Yoga es el de la liberación a través de la acción. En esta meta que se propone la disciplina, el ego queda relegado a un segundo plano, incluso se dice que en realidad, esta técnica apuesta al sacrificio del ego.
El sustento filosófico del Karma Yoga es el Karma, este es entendido como una fuerza, la cual es desatada a partir de las acciones de un ser, lo que se mantiene a perpetuidad, como una especie de consecuencia ética, que determinará el destino de la persona en una próxima vida. En este sentido, el karma nos habla del resultado que da origen al destino del ser en cuestión.
Es en este contexto en el que el Karma Yoga propone la renuncia al ego al momento de realizar las acciones, porque aquellas que nacen desde el ego nos limitan y no nos dejan avanzar en el camino de la liberación de nuestra alma. De ello se desprende además, que el destino, en cualquier plano de la existencia, está controlado por la calidad de las acciones de la persona o lo que se entiende de la misma manera, como su intención.
Sabiendo esto, es que el Karma Yoga actúa como la ciencia tanto de la acción, como de la intención, responsables. Para alcanzar esta meta, es preciso que el practicante adopte un camino diferente al habitual, se trata de transformar nuestra actitud, ya no sólo por el simple acto de cumplir con un deber moral, sino que implica adoptar una postura espiritual en la que se asumirá la responsabilidad de desarrollar las acciones adecuadas, cuyo trabajo y frutos serán ofrendados a Dios o la divinidad. Es esta ofrenda la que conllevará el abandono del ego, una de las apuestas del Karma Yoga.
Para entender esta disciplina, podemos finalizar diciendo que el Karma Yoga se presenta como el pensar más allá de la vida y del cuerpo físico, pensar en un plano espiritual en el que todas las acciones o intenciones que tenemos desencadenan consecuencias visibles en el destino de nuestra alma y del universo y es precisamente de la mano de esta técnica que comenzamos a replantearnos caminos de acción desapegados de los resultados, desinteresados de los beneficios y con ello, liberando de a poco nuestra alma a la perpetuidad.