Entendemos la disciplina del Yoga como una herramienta de vida. Vemos a esta técnica y sus distintas versiones como alternativas para dominar ciertos aspectos de nuestro cuerpo y de nuestro estado mental y emocional. Dominando estas cuestiones, buscamos alcanzar la paz, la plenitud en el alma y fundamentalmente, el bienestar con nosotros mismos, pero también con los demás. Por ello quizás, el Yoga es hoy una de las disciplinas físicas y mentales más completas y también de las más populares.

Con el paso del tiempo, el Yoga se ha diversificado de manera tal que hoy podemos ser participes de técnicas novedosas, algunas muy modernas y otras que acumulan muchos años en su haber, el Siddha Yoga precisamente, es una de ellas.

En contraposición con otros estilos de Yoga que actualmente se practican en el mundo entero, esta técnica llamada Siddha, no aboga por el trabajo físico, sino que apuesta principalmente al trabajo mental y emocional. Las técnicas de meditación tendrán un alto grado de protagonismo en esta disciplina yoguica.

Siddha Yoga propone un camino espiritual y se apoya, precisamente, en antiguas tradiciones hindúes. Nació de la mano de Bhagawan Nityananda y más tarde este nombró a Swami Muktananda, para que continúe desarrollando y enseñando esta técnica, a la que este último llamó Siddha Yoga.

El término Siddha proviene del lenguaje sánscrito y hace referencia a “perfecto” o “perfección”, por lo que se interpreta como el Yoga perfecto, y es quizás este el fundamento para explicar de qué se trata la técnica y sus principales objetivos.

Cuando se habla de Siddha Yoga, se suele hacer referencia a un camino para el autoconocimiento, es una búsqueda constante en el interior de uno mismo, precisamente, a través de las técnicas de meditación. Por ello se dice que este tipo de Yoga pretende brindar las herramientas para alcanzar el conocimiento del ser. Esto será lo que permitirá ver la presencia de Dios o de la divinidad en uno mismo, pero también en todos los demás.

El Siddha Yoga ofrece tres enseñanzas principales, las cuales se encuentran expresadas en los siguientes aforismos: hónrate, adora tu ser y medita en ti. Dios habita dentro de ti como tú en él. Dios habita en los demás. El corazón es el centro de todos los sitios sagrados, ve allí y recórrelo. Es por este motivo que entendemos a esta disciplina yoguica como el medio para descubrir lo que se encuentra en nuestra mente y fundamentalmente, en nuestros corazones.

Para llegar a ese estado de autoconocimiento, el Yoga Siddha aboga por practicar la meditación. Dentro de las posibilidades en tal sentido, se podrán realizar ejercicios de control de la respiración, de visualización o la evocación de mantras. De todas maneras, siempre se recomienda que quienes no tienen experiencia en el campo del Yoga, se inicien en la técnica Siddha con el apoyo de un yogui especializado en la disciplina, dado que alcanzar el estado de meditación óptimo que este tipo de Yoga propone, será un tanto complejo sin conocimientos sobre la materia.

La filosofía que persigue el Siddha nos habla de la importancia de la positividad para enfrentar las distintas dificultades que propone la vida, todos tenemos las herramientas en nuestro interior para resistir frente a los obstáculos y extraer un aprendizaje de ello.

Es este el pensamiento esencial del Siddha Yoga y se propone para que los practicantes de la disciplina puedan desarrollar la energía o poder espiritual (Kundalini), pudiendo de esta manera potenciar la dicha y el bienestar en sus vidas. Alcanzado un estado de sabiduría y con ello finalmente, transformar positivamente su personalidad. Algo que, de alguna manera, contribuirá en la gestación de una relación de armonía con el universo.