Yoga y dieta

Si el Yoga es una disciplina que busca armonizar al ser humano, ofreciéndole un perfecto equilibrio entre mente, cuerpo y alma, pensar en la existencia de una dieta yoguica no debería parecer curioso. No debemos confundir, en este caso, la definición de dieta en términos yoguicos, con el método común que utilizan las personas para adelgazar, porque el modelo de nutrición planteado en el mundo del Yoga, nada tiene que ver con perder peso, en realidad, de lo que se trata es de armonizar física y espiritualmente al individuo a través de la alimentación.

Esta disciplina funciona como un sistema holístico, lo que quiere decir que aborda al ser humano como un todo, en donde tanto el estado mental, como espiritual y físico del practicante, son elementales, no hay uno más importante que el otro, de ahí la búsqueda del equilibrio entre estos tres factores. Y es precisamente, el objetivo de alcanzar ese equilibro, lo que hace posible que hoy hablemos de Yoga y dieta.

La dieta yoguica apuesta a regularizar el acto de alimentarse, esto quiere decir que optimiza, de algún modo, la organización de la persona al momento de ingerir alimentos. Muchas veces, el trajín cotidiano dificulta las pausas adecuadas para el desayuno, almuerzo, merienda o cena, las cuatro comidas elementales para el día, esto ocasiona desbalances energéticos que no sólo afectan el cuerpo del individuo, sino también su estado emocional. Se ocasionan malestares tales como la irritación, desconcentración, decaimiento y pesadez, porque lo que falta es una adecuada alimentación que brinde regularidad al organismo y lo mantenga en condiciones óptimas. Una consecuencia lamentable de ello, es la aparición de las enfermedades, por la súbita pérdida de defensas.

Cómo es la dieta en Yoga
Cómo es la dieta en Yoga

La dieta en Yoga intenta, como primera medida, regularizar estos desfasajes, abogando por la adecuada planificación del menú diario de cada persona. Esto implica, pautar horarios de comida de acuerdo a la actividad que desarrolla cada quien, tratando de respetar como ley universal cuatro comidas diarias. No se trata de un cronograma riguroso, porque los yoguis recomiendan escuchar al cuerpo y sus necesidades, pero de todas maneras, es importante conservar cierta organización, se aconseja dejar un espacio de entre 4 y 5 horas entre una comida y la otra.

La alimentación en Yoga está vinculada al vegetarianismo, puesto que la carne animal no es vista con buenos ojos, la dieta yoguica postula la eliminación total de cualquier derivado de la carne y por ello, se concentra en todos los alimentos naturales, tales como vegetales, frutas, frutos secos, semillas y granos.

Por supuesto, para efectuar cambios de alimentación tan radicales, como la eliminación de la carne, será necesario llevar a cabo la tarea de forma gradual. Se iniciará incorporando en forma escalonada, cada vez más grandes porciones de vegetales, frutas, frutos secos, granos y semillas, hasta que se llegue al objetivo, que es eliminar por completo de la dieta los alimentos provenientes de la carne. Este proceso debe darse paulatinamente, porque de lo contrario, se produciría una desarmonización severa en el individuo, que es precisamente, algo que desde el Yoga se intenta evitar.

En el mundo yoguico se suele hacer referencia a la frase “comer para vivir y no vivir para comer” y aquí está otra de las claves en la dieta que postula la disciplina hindú, porque lo que se desprende de esta máxima es lo siguiente: el ser humano es el único animal que come aún sin tener hambre, es decir, sin tener necesidad de hacerlo. La dieta yoguica señala que las personas sólo deben alimentarse para nutrirse y para mantener el nivel deseado de salud. Dominar este aspecto es prácticamente, una batalla ganada a la dieta del Yoga.

¡Come para vivir!

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