Hay quienes tienen la creencia de que todas las prácticas que abogan por el camino espiritual, deben utilizar el silencio y la seriedad como método principal. En esa línea de pensamiento, en los distintos tipos de Yoga encontraremos disciplinas más tranquilas y silenciosas que otras, o más formales y tradicionalistas, que algunas más modernas que apuestan a descontracturar al practicante, a la relajación a través de la diversión, la risa, el trabajo en grupo y, fundamentalmente, la apuesta por poner el cuerpo en movimiento.

Es proponiendo esta clase de práctica, que ha surgido el Acro Yoga, una de las denominadas modernas ramas del Yoga. Esta es una de las disciplinas más jóvenes en tal sentido. Nació en el año 2000, gracias a la unión de los conocimientos de Jason Nemer y Jenny Sauer-Klein, el primero conocedor de distintas técnicas acrobáticas y la segunda estudiante de Yoga y circo. De a poco, combinando el mundo de las acrobacias y del Yoga, surgió la disciplina que hoy nos ocupa: el Acro Yoga.

Esta es una técnica física, en la que se conjugan elementos del mundo del Yoga, acrobacia y masaje tailandés. Esta variedad en cuanto a su composición y práctica, la convierten en una técnica dinámica, recreativa y divertida, por ello se dice que es una de las disciplinas yoguicas más contemporáneas y descontracturadas a las que hoy en día puede accederse.

Vale decir que Acro Yoga es una técnica muy occidental, dado que aunque tiene la influencia y la base de la enseñanza yoguica tradicional, lo cierto es que nació en Estados Unidos y bajo un concepto novedoso: el de la búsqueda y transformación espiritual, a través del trabajo en grupo y mediante la diversión como método de práctica, algo que en muchas otras disciplinas no sucede.

De todas maneras, en este tipo de Yoga, también se observan elementos clásicos y puramente básicos que están presentes en todas y cada una de las técnicas del mundo Yoga, estas son: concentración y equilibrio.

Otra de las más evidentes características que posee esta clase de Yoga, es el trabajo con el otro, la práctica de la técnica Acro implica ayudarse y acompañarse con otros alumnos, por ello el concepto de comunidad resulta sumamente importante. En una sesión o clase de Acro Yoga se hablará en términos de Kula, para hacer referencia a familia o grupo, precisamente, el significado de esta palabra que proviene del sánscrito.

En este punto consiste la diferencia principal entre la técnica Acro y los demás tipos de Yoga. La práctica en tal caso, será siempre entre dos, tres o más practicantes de la disciplina, dado que así lo requieren los distintos ejercicios que en la clase se proponen, la ayuda y soporte del otro constituirá el éxito o fracaso de la sesión.

En Acro Yoga se ponen en práctica distintas técnicas para ayudar a liberar tensiones, despejar la mente, aliviar dolores, trabajar la confianza en uno mismo y en el otro, la capacidad de concentración y también se ejercita la capacidad de disfrute de cada uno. Por ello el factor diversión y placer, ocupa un rol fundamental en esta clase de Yoga.

La práctica de esta disciplina suele ser una de las más extensas, con clases que duran hasta tres horas. En ellas se emplearán técnicas o pasos como las asanas, es decir, las posturas típicas de Yoga, ejercicios de estiramiento, posturas invertidas utilizando de soporte a un compañero, acrobacias, acrobacias en pareja, el denominado vuelo terapéutico y masaje tailandés, además de la ceremonia en círculo.

La técnica del Acro Yoga apuesta a que el individuo pueda vencer sus propias barreras y descubrir su potencial para poder explotarlo y desarrollarlo en cada una de las instancias de su vida. El trabajo con la confianza y con el autoconocimiento será clave, pero también la confianza hacia el otro y el cultivo de la entrega mental y emocional hacia uno mismo y hacia los demás, para poder, de esta forma, alcanzar la comunión con la divinidad.